A propósito de la Semana de la Bicicleta

Hasta el próximo viernes estamos celebrando en Bogotá la Semana de la Bicicleta, un espacio de actividad física pero también de reflexión. Tan solo en la capital más de 835 mil ciudadanos se mueven en bici al día.

Impulsar y promover el uso de la bicicleta en serio, bien en serio, fue tal vez la decisión estratégica más importante de nuestra historia urbana hacia un nuevo modelo de ciudad, en el que los peatones y bici usuarios, y ya no los carros, eran la esencia de los diseños de expansión de la vivienda, la construcción de la infraestructura y la recuperación del espacio público, como un lugar incluyente de encuentro entre iguales.

Con el tiempo, eso ha significado el advenimiento de una nueva cultura social, en la que el ciclista que monta una bicicleta de bajo costo en el espacio público, es tratado como igual al conductor de un carro de alta gama que se moviliza a su lado. Ambos tienen el mismo derecho a contar con vías apropiadas, seguridad y condiciones de movilidad que les permitan disfrutar la ciudad y aprovecharla.

La historia de estos logros no es menor, se ha requerido el trabajo de muchos y construir sobre lo que una y otra administración de la ciudad han logrado, para avanzar desde ahí. Dignificar los ciclistas no ha sido nada fácil.

La aventura comenzó en 1976, cuando la ciclovía nació por decreto. Esta se puso en marcha en la administración del Alcalde Augusto Ramirez Ocampo entre 1982 y 1984 y se expandió por buena parte de la ciudad en los gobiernos de Antanas Mockus -que siendo rector de la Universidad Nacional se movilizaba en bicicleta- y luego de Enrique Peñalosa, en cuya administración, 1998 – 2000,  se logró la dimensión que hoy conocemos de este experimento urbano.

Hoy la ciclovía es patrimonio de la ciudad. La disfrutan hasta 2 millones de personas en cada jornada, y cuenta con servicios técnicos de acompañamiento y orientación que buscan el bienestar integral de los bogotanos, acordes con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud en vida saludable, buenas prácticas de actividad física, buenos hábitos y alimentación balanceada.

Un hito complementario a la ciclovía tuvo lugar en la primera administración de Peñalosa, cuando se realizó la primera Consulta Popular de la historia de nuestro país, en la que los bogotanos aprobaron en las urnas el “Día Sin Carro” una vez al año. En 1998 también se inauguró la primera ciclovía nocturna, que desde su primera versión fue un éxito, y hoy saca a las calles a mas de 3 millones de bogotanos en cada una de sus dos jornadas anuales. En ese evento, un parque transitorio y nocturno, todos los ciudadanos se pueden encontrar como iguales.

Pero hay más. También se crearon y comenzaron a construir, en el año 1998 y 1999 las ciclorrutas, carriles exclusivos o vías permanentes con especificaciones para la movilidad de personas en bicicletas. Hoy son utilizadas por el 8% de los bogotanos en una red que comprende ya más de 470 kilómetros.

La fuerza de la bici en Bogotá ha sido posible porque, a pesar del bajo estímulo de algunas administraciones al impulso inicial de construcción de ciclorutas, el proceso ha tenido alguna continuidad. En la administración del alcalde Luis Eduardo Garzón, 2004 - 2008, se construyeron las ciclorrutas de la NQS y la avenida Suba, se incluyó la bicicleta en el Plan Maestro de Movilidad, como parte del sistema de movilidad de la ciudad, se crearon como obligatorios los parqueaderos para bicicletas en todo establecimiento público y privado, y se dio inicio a la primera semana de la bicicleta que precisamente llega este año a su versión XI.

Mención especial merecen el Concejo de Bogotá y el Congreso de la República que han aportado con la expedición de normas que acogen estos avances urbanos y cambios en el modelo de ciudad, como lo hicieron al expedir la Ley 1801 de 2016 por la cual se expide el Código Nacional de Policía, en cuyo Título XV desarrolla la libertad de la movilidad y circulación de peatones y ciclistas.

Hay mucho más que hacer. Todo lo construido física y mentalmente alrededor del uso de la bicicleta en Bogotá ha logrado posicionarla como la ciudad con la red mas completa de América Latina y una de las mejores del mundo, y la ha llevado a recibir reconocimientos de alto prestigio internacional en materia ambiental como el del Foro Global de Asentamientos Urbanos, apoyado por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente en el marco de la cumbre de internacional Rio+20 realizada en esta ciudad y muchos más.

Podemos sentirnos orgullosos de lo que hemos avanzado en esta materia, pero también es importante reconocer lo mucho que aún nos falta para mejorar el sistema y lograr estándares internacionales de uso de la bicicleta como el logrado en países como Dinamarca y Holanda que la usan incluso en temporadas de invierno. Allá llegaremos.

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